Hoy, no se sí por la adrenalina o por el jabalí que ha dormido mi lado y roncaba como un Trol, no he dormido nada. Recibir la visita de Fer (Fernanda Maciel) me ha animado un montón y con esa ilusión hemos partido desde el refugio de Malniu. Conocedor de su apretada agenda, no me ha extrañado que a una hora de partir se haya tenido que ir, así que, un fuerte abrazo y cada uno por su lado.
La temperatura era buena y el entorno maravilloso. Pequeños riachuelos por todos sitios, grandes bloques de granito para ir jugando entre ellos, marmotas escandalosas,… Pero a mitad de bajada del valle de Maldriu, de repente me ha fallado mi rodilla derecha y me he visto con mis huesos en el suelo. No le he dado demasiada importancia hasta que diez minutos después me ha vuelto a pasar lo mismo. No sé si por la dura bajada de ayer o por qué, pero mi rodilla no respondía bien y me he empezado a mosquear. Haciendo caso a lo dicho por mi fisio Zubi, en Encamp me he puesto hielo y me he masajeado un poco la parte que une el cuádriceps con la rótula, y suave suave he salido de nuevo.
Hoy puedo confirmar, que andar subiendo y bajando las duras y enormes pendientes del Principado de Andorra, es “casi” tan duro como ir de tiendas con tu pareja por Andorra la Vella…. Las sensaciones han sido pésimas y la verdad que no he disfrutado nada. Para más inri, no he sido el único al que se le han acabado las pilas hoy. A media ruta, mi GoPro también ha decidido echarse una cabezadita.
Mañana no se qué haré, ahora mismo estoy hecho un cromo y no sé ni si haré algo o qué. Ahora sólo quiero dormir y descansar, mañana, ya se verá.
