Como todo en esta vida, parece que poco a poco esta aventura también está llegando a su fin y ahora mismo estoy entre feliz y triste. Feliz, porque voy a ver realizado mi sueño, y triste, porque se termina esta aventura que seguro me dejará marcado para siempre (espero no terminar en un psiquiátrico, que tras ver mis vídeos todo puede ser…).
Para no perder la costumbre de los últimos días, hoy también he dormido poco y a las 6 ya estaba preparando todo para partir. Como son las fiestas patronales de Izaba, cuando he salido a la calle todavía había gente de fiesta y les he dado el momento gracioso de las 6:00. Normal, imagínate, tú estas de fiesta con un pedo de la leche, y de repente, de un portal, sale un enano disfrazado de no se qué y con una bombilla en la cabeza… ¡¡¡¡Pues me han hecho la ola!!!! Bueno, nosotros a lo nuestro. Hoy la nota predominante del día la ha puesto la climatología, cómo se nota donde estamos…
Los primeros 5 km del día han sido preciosos, subidita por calzada en vía crucis hasta la ermita de Idoia y luego sendero precioso por un bosque de Robles. Hacía fresco y llovía un poco, pero estaba disfrutando. Pero una vez llegado a Kakueta, ha empezado el festival de pistas de piedrilla cochina y así hemos ido hasta Otsagabia. Un té y un pincho de tortilla en Otsagabia para entrar en calor y me he puesto con la segunda etapa del día. A decir verdad, de la segunda parte del día, paisajísticamente hablando, poco puedo decir, pues ha transcurrido casi en su totalidad tras una densa niebla y poco he podido ver. Es más, ha habido un momento que incluso me he asustado de toda la niebla que había y no veía ni las marcas…
Utilizando todas mis habilidades de orientación, que son nulas ( si no que pregunten a los que suelen asistir a las clases de orientación del training camp de la Transgrancanaria), he conseguido llegar Orbaizeta, donde he parado para comer algo.
Tras la comida, unos tímidos rayos de sol han hecho su aparición en las verdes tierras del Valle de Aezkoa y con la moral y las fuerzas renovadas, he emprendido el camino a la última etapa del día. El trayecto entre Orbaizeta y Auritz es, simplemene precioso. Es un continuo sube-baja por bosques y senderos bien marcados y en donde hoy el rey ha sido el barro. Tras algún que otro patinazo, he conseguido llegar a Auritz en perfecto estado y como todavía era pronto y me sobraban unas pocas fuerzas, he decidido hacer los diez km que separan Auritz y Sorogain, para así tener que hacer menos kilómetros mañana…
Mañana mi última cronica. Todo lo bueno se acaba…